jueves, 19 de diciembre de 2013

PERASHAT SHEMOT,Shobabim Tat: Respuestas al sufrimiento

בסיעתא דשמיא
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PERASHAT SHEMOT
(Nombres)
Libro Shemot / Éxodo (1:1 a 6:16)
 
Haftará de la Semana:
Sefaradí: Yirmeyahu / Jeremías 1:1-2:3
Ashkenazí: Yeshayahu / Isaías 27:6-28:13, 29:22-23

Este Envio de Torah Semanal esta : 
Dedicado a la Refua shelema  
( curación completa) de:

HARAV AVRAHAM NISSIM BEN JAVA SHLIT''A


Rabanit  Mazal Bat Leah
Maria Fernanda Bat Dayan Cobos
 SRA.RIVKA BAT SARA IMENU
Sra Maria Bat Lola
Sra Aylin Bat Olga
Sra. Leah Zehara bat Miriam
Sra.Rujama Bat Clemencia
Sra.Rina bat Clemencia
Sra.Clemencia bat Tana
Sra.Mayo Bat Tana
Sra Jaya Bat Shira
Sra Maria Barrerio
Sra Mijal Ruby Bat Marlen
Sra Hanna Bat Malka
Sra. Graciela Arenas
Sra. Mariela Barreiro
Sra. Maria Delgado
Angela Bat Orly
Sra. Aylin Bat Aylin
Sra. Nurys Bat Aylin
Sra Nahomi Bat Maria Teresa
Sra. Olga Bat Gloria
Sra. Nohemi Bat Esther
Sra. Yolanda Bat Elina
Paola Bat Yolanda
Sra.  Dinorah Horing Flasch Bat Batia
Karen Bat Rosa
Isabel esther sánchez matos
Sra Maria Bat Helena


Sr. Refael Ben Sarah Imenu
Sr. Eduardo Ben Nelida Beleño
Yitzjak Yofiel ben Jana
Jaim Yosef Ben Esther
Sr. Alberto Girado Lobo 
Sr.Sixto hijo de Juana
Sr. Fabio Camacho
Matitiahu Ben Katerine
Sr.Alfonso Rojas
Avraham Moshe ben Miriam
Sebastián Ben Rujama
Sr.Zevulón ben Alicia
Sr Aaron Ben Sara
David Gabriel Ben Farida
Sr. Soto Forero Hijo de Isabel
Sr. Moshe ben Avraham
David ben Maira
Alvaro hijo de Ana

Itzjak Ben Sara
Ramiro Ben Yolanda
Rafael ben Elina

VE KOL JOLE ISRAEL! AMEN
Leiluy Nishmatam ( Y por la Elevación de las  Almas) de:

Este Envío de Torah Semanal esta dedicado a la Bendita Memoria de nuestro maestro y Guía, Maran HaGaon Posek Hador Rabenu HaRab Ovadia Yosef ZT''L

El mas grande Sabio de nuestra Generación 

Quien Partió al mundo de la verdad el día 3 de Marjeshvan del 5774 - 07/10/2014

MARAN HAGAON HARAV YOSEF SHOLOM BEN JAIA MUSHKA ELYASHIV ZT''L
 MARAN HAGON HARAV MORDEJAI TZEMAJ  ELIYAHU BEN MAZAL TOV ZT''L
MARAN HAMEKUBAL HARAV NISSIM PERETZ ZT''L
MARAN HAGAON HARAV YAACOV YOSEF ZT''L
Maran Harab HaGaon Rab. Jaim Pinjas Scheinberg ZT''L
HaRab Jaim  David Ben Shraga Fievel Zukervar  ZT''L

Sr. Rafael Ortiz Peña Z''L
Sr. Eliecer David Ben Aura Esther  Z''L
Harab Amram Horowitz ZT''L
Sr. Martín Lindarte Z''L
Sr. Miguel Avila Z''L
Sr.Carlos Ben Maria  Z''L
Sr. Julio Wasserman Z''L
Iyov Ben Avraham Z''L
Sr.  Epifanio Enrique  Ben Amada Z''L
Sr. Roberto Ben Blanca  Z''L
Sr. Mario Gil Ben Graciela Z''L
Sr. Anibal Ben Clemencia Z''L
Sr. Bernardo Rejtman Ben Meir  
 ADAEL BEN  ELIYAHU  Z"L
Sra Aura Ester bat Ana Z''L
Rabanit Bat Sheba Kanievsky, Z”L
Sra. Guillermina Hija de Benigna z''L
Sra. Etelvina Bat Marcelina Z''L
Sra. Margalit Bat Sara
Sra. Dora Bat Juana Z''L
Sra. Flor Lucila Cortes Bat Sara Z´´L
Sra. Maira Maldonado Z''L
Sra. Esther Bat Fanny
YAFFA BAT SARA  Z"L   
Sra. Adekina Diaz Bat Soledad Z''L
Sra Maria Teresa Quintero Z''L
Sra Elizabeth Watson Z''L

Refua shelema ve Hatzlaja be Kol Maase Yadenu:
Asher Amram Ben Avraham


Horario del Encendido de Velas para SHABAT en Bogotà,Barranquilla y Cali ,Colombia
Bogotá:
 
FechaHora    
Viernes, 20 Diciembre, 2013Encendido de velas a las: 05:31 pm
Shabat, 21 Diciembre, 2013Shabat concluye: 06:23 pm

Barranquilla:
FechaHora    
Viernes, 20 Diciembre, 2013Encendido de velas a las: 05:23 pm
Shabat, 21 Diciembre, 2013Shabat concluye: 06:15 pm

Cali:
FechaHora    
Viernes, 20 Diciembre, 2013Encendido de velas a las: 05:43 pm
Shabat, 21 Diciembre, 2013Shabat concluye: 06:35 pm

Honrar al Shabat encendiendo velas 18 minutos antes de la puesta del sol del viernes. Este mandamiento único, confiado a la mujer judía, es rico en significados y contenidos. 


Es muy importante saber la hora exacta del encendido de velas, ya que bajo ninguna circunstancia esta permitido encenderlas después de la puesta del sol.

Honrar al Shabat encendiendo velas 18 minutos antes de la puesta del sol del viernes. Este mandamiento único, confiado a la mujer judía, es rico en significados y contenidos. 

Es muy importante saber la hora exacta del encendido de velas, ya que bajo ninguna circunstancia esta permitido encenderlas después de la puesta del sol


DESCARGA LOS ARCHIVOS ADJUNTOS Y DISFRUTA DE UNA MAYOR PROFUNDIDAD EN EL ESTUDIO DE LA  PERASHA DE LA SEMANA


Shobabim Tat

Las semanas en las cuales se lee la parashá Shemot… Tetzavé, se conoce con el nombre de Shobabim Tat, según la primera letra de la parashá, a saber: Shemot, Vaera, Bo, Beshalaj, Itró, Mishpatim, Truma, Tetzavé. Estos días son días de ayuno, oración, contrición, caridad y tiene la fuerza de hacer “Tikunim” (arreglos necesarios para el alma) hay muchas costumbres y fueron escritos poemas especiales para estos importantes días.

En años normales se acostumbra a ayunar los días lunes y jueves, en Shobabim y en los años intercalados, donde se agrega un mes más – Adar 2 – en Shobabim – Tat. -Shobabim, nos insinúa, Shubu banim- ¡Volved hijos!
-Tat, nos recuerda, Teshuvá y Tefilá arrepentimiento y oración) y también Talmud Torá (estudio de la Torá).
De cada parashá podemos aprender un camino a andar:

a. Shemot: Pedir a HaShem por nuestras necesidades, así leemos: “… los hijos de Israel gemían a causa de la servidumbre, y clamaron y subió a HaShem su clamor… Y oyó HaShem los quejidos de ellos… y miró HaShem a los hijos de Israel y HaShem supo lo que hay que hacer” (2:23-25).

b. Vaera: Debemos tener conciencia y escuchar el verbo de HaShem… si no nos atendremos a las consecuencias.
Moshé, nuestro maestro, no consigue convencer al Faraón para que acate la orden de HaShem…
Solo después de la plaga de granizo, reconoce y aclama: “he pecado otra vez, el Eterno es justo y yo y mi pueblo somos los malvados” (2:23-25)

c. Bo: La oración y la fe no basta, en esta parashá somos ordenados a cumplir el precepto de los “Tefilin” (filacterias) “Y será para ti, una señal”

d. Beshalaj: Nuestra oración no se limitará a pedir a HaShem lo que necesitemos, sino hemos de agradecerle a HaShem; Onkelos, explica en “Shiraz hayam” (cánticos al mar) sobre las palabras “cantaré a HaShem”, explica: con alabanzas y agradecimiento ante el Creador.
Estas “parashiot” nos indican como debemos relacionarnos con HaShem, las siguientes nos conducirán a las buenas relaciones con nuestros semejantes.

e. Itro: En los “Diez mandamientos”… “no matarás”

f. Mishpatim: Leyes para el bien de la sociedad, justicia merced y compasión, “No pervertirás el juicio” (23:6) “Cuando encontrares el buey de tu enemigo a su asno extraviado, sin falta se lo harás volver (idem: 24)

g. Truma: Debemos aprender a donar, a dar de lo nuestro.

h. Tetzavé: Como las vestimentas del “Cohen” eran “Iejabod uletifaret” para (honra y hermosura) (28:2)

Así, en lo material, deben estar nuestras ropas, pulcras y limpias, sin mancha alguna… en lo espiritual debemos de tratar que nuestro “beged” – neshama – alma, se encuentre limpia y diáfana.

Estas semanas son propicias, para un cambio de clima espiritual… aprovechemos la oportunidad
Las semanas en las cuales se lee desde la parashá Shemot hasta la de Tetzavé, reciben el nombre de: “Shobabim Tat”.
Nombre que se forma con la iniciales de cada una de las parashot: Shemot, Vaerá, Bó, Beshalaj, Itró, Mishpatim, Terumá, Tetzavé.
Desde un punto de visto más profunda, el nombre “Shobabim” insinúa las palabras del Eterno a través del profeta:
“Shubu banim – ¡Volveos, oh hijos rebeldes, y os sanaré de vuestras rebeliones! -Henos aquí; nosotros venimos a Ti, porque Tú eres el Eterno nuestro Elokim.”
(Irmiá / Jeremías 3:22)
Y “Tat”, son las parashot que se añaden cuando estamos en un año embolismal, con un segundo Adar.
Este nombre, formado por dos letras tet, insinúa las nobles conductas de: Teshuvá y Tefilá, Retorno/Arrepentimiento y Rezo/Plegaria.
Algunas personas muy piadosas durante estas semanas: ayunan los lunes y jueves, incrementan sus plegarias, actos de contrición y la caridad.
Es un tiempo especial para incentivar o comenzar los cambios trascendentes en nuestras vidas, para decidirse a hacerse responsable de la propia vida de una manera más intensa y comprometida con la Torá y los preceptos.
Veamos ahora una pequeña enseñanza de cada parashá de estas semanas:
Shemot: Tefilá
“Los Hijos de Israel gemían a causa de la esclavitud y clamaron a Elokim, y el clamor de ellos a causa de su esclavitud subió a Elokim.Elokim oyó el gemido de ellos y se acordó de Su pacto con Avraham [Abraham], con Itzjac [Isaac] y con Iaacov [Jacob].
Elokim miró a los Hijos de Israel y Elokim comprendió”
(Shemot / Éxodo 2:23-25)
Dirija al Eterno sus plegarias, abra su corazón ante Él y espere con confianza la respuesta que siempre es buena.
 
Vaerá: Reconocimiento del pecado y error
“Entonces el faraón mandó llamar a Moshé [Moisés] y a Aarón y les dijo: -He pecado esta vez. El Eterno es el justo; yo y mi pueblo somos los culpables.”
(Shemot / Éxodo 9:27)
Aquel que no se percata de que está yendo por mal camino, no podrá jamás llegar a buen puerto. El primer paso del arrepentimiento, del retorno a la propia esencia espiritual y a Dios, es cuando uno dice: “estoy mal”.

Bó: Aprender y educar
“Y cuando mañana te pregunte tu hijo diciendo: ‘¿Qué es esto?’, le dirás: ‘Con mano poderosa el Eterno nos sacó de Egipto, de la casa de esclavitud.”
(Shemot / Éxodo 13:14)
No se puede andar por los caminos del Eterno si no se estudia Torá, pues en ella está el sentido de nuestras vidas.
Y cuando hemos estudiado, también tenemos que enseñar a quien sabe menos que nosotros.
Especialmente a nuestros hijos, pues la fidelidad de la Torá se ha mantenido gracias a la transmisión de padres a hijos, generación tras generación.
 
Beshalaj: Agradecimiento y gozo
“El Eterno es mi fortaleza y mi canción; Él ha sido mi salvación. ¡Éste es mi Elokim! Yo le alabaré. ¡El Elokim de mi padre! A Él ensalzaré.”
(Shemot / Éxodo 15:2)
Es un deber estar agradecido por todo lo que el Eterno nos ha brindado, pues el espíritu agradecido es uno que reboza de gozo.
Para el que es sinceramente agradecido, no hay dolor por la ambición no colmada.
 
Itró: Atraer al prójimo a la Luz
“Moshé [Moisés] contó a su suegro todas las cosas que el Eterno había hecho al faraón y a los egipcios a favor de Israel, los contratiempos que habían pasado en el camino, y cómo los había librado el Eterno.”
(Shemot / Éxodo 18:8)
Agradecer y alabar al Eterno por nuestras bondades es muy bueno, pero es necesario hacer partícipe a nuestro prójimo de las bondades que el Eterno constantemente nos otorga.
Demos cabida a nuestro hermano en la Luz de la Torá, contémosle acerca de la justicia y la misericordia del Eterno, extendamos una mano al que nos necesita.
Porque el egoísta no es considera como una persona viva, sino solamente como alguien que pasa por la vida con gran vacío existencial.
Mishpatim: Cumplir con los mandamientos
“Asimismo, tomó el libro del pacto y lo leyó a oídos del pueblo, el cual dijo: -Todas las cosas que el Eterno ha dicho, haremos y comprenderemos.”
(Shemot / Éxodo 24:7)
El rezo es importante, así mismo lo es el reconocimiento del error.
Lo es estudiar y también agradecer.
Pero la base de la plenitud espiritual se encuentra en el esfuerzo por cuidar y cumplir con los preceptos que Él nos ha dado. Con TODOS aquellos preceptos que podemos cumplir, y que nos corresponde que cumplamos.
 
Terumá: Generosidad y santidad
“Di a los Hijos de Israel que tomen para Mí una ofrenda; de todo hombre cuyo corazón le mueva a hacerlo tomaréis Mi ofrenda… Que Me hagan un santuario, y Yo habitaré dentro de ellos.”
(Shemot / Éxodo 25:2-8)
Es nuestro deber abrir nuestra mano, y nuestro corazón, tanto para dedicar de nuestro dinero y esfuerzo para las obras del Eterno, como para ayudar a nuestro prójimo que está necesitado.
Cuando somos auténticamente generosos, cuando damos de lo nuestro sin hacer negociados camuflados, entonces estamos construyendo un verdadero santuario para el Eterno en nuestras vidas.
A través de nuestra generosidad el Eterno “habita en nuestro ser”.
 
Tetzavé: Iluminar a nosotros y al mundo
“Tú mandarás a los Hijos de Israel que te traigan aceite de olivas claro y puro para la iluminación, a fin de hacer arder continuamente las lámparas.”
(Shemot / Éxodo 27:20)
Debemos hacer que el Eterno sea alabado a través de nuestra conducta.
Que todas nuestras acciones, por medio incluso de las cosas más banales y corrientes, se santifique Su Nombre entre las personas.
Está en nosotros la capacidad de hacer alumbrar la divina llama, es cuestión de quererlo y trabajar por ello.
Estos ocho consejos, si se aplican en las semanas Shobabim Tat, o todo el año, sin dudas que llevan a la persona a un estado de salud espiritual que equilibra también la salud mental, social, emocional y física.
Empecemos ahora, es tiempo propicio para hacerlo…

RESUMEN DE LA PERASHAH

Sidrá 13ª de la Torá;  1ª del sefer Shemot.
Entre 1:1 y 6:1.
Haftará en Ieshaiá 27:6 – 28:13, 29:12,13.
Perek 1: El sefer Shemot (Éxodo) comienza con la crónica del nacimiento del pueblo de Israel a partir de los hijos del patriarca Iaacov radicados en Mitzraim.
Paró teme el poder (real o sentido) de los israelitas radicados en Mitzraim, por lo cual, en un paulatino proceso los va esclavizando. No satisfecho con esto, ordena que todos los niños varones nacidos sean arrojados al Nilo, para morir allí.
Empero, el número de israelitas no mengua, sino por el contrario, cuanto más tiranizados, más poderosos.
En parte merced al coraje y temple de las dos parteras que no se someten a los designios malignos del faraón.
Perek 2: Una mujer de la tribu de Leví pare un hijo a su marido, y lo mantiene escondido sin matarlo, obviando la perversa ley del faraón, pero al tercer mes lo debe abandonar, para lo cual lo pone en una canasta sobre el Nilo, antes de que alguien lo halle en su casa oculto y lo mate.
La hija del faraón quien casualmente está en el río encuentra y adopta como propio al bebe. Lo nombra Moshé.
La hermana mayor de Moshé, se presenta frente a la princesa y le ofrece una nodriza para que amamante a Moshé. De esta manera consigue que su madre, en el papel de nodriza, sea la que contribuya en su crianza.
Moshé creció y a la edad de cuarenta años, en cierta ocasión es testigo de los maltratos que un egipcio inflige a un hebreo, y Moshé mata al egipcio. Luego quiere intervenir en una disputa entre dos hebreos, que lo descalifican y a viva voz anuncian que él mató a un egipcio. Moshé teme por su seguridad, por lo cual huye en dirección a Midian. Allí conoce a quien sería su esposa, Tzipora, y a su padre, Yitró. Tienen dos hijos. Pasan los años, en Mitzraim muere el faraón, y el clamor por la esclavitud de los israelitas se eleva hasta H'.
Perek 3: En Jorev, el octogenario Moshé presencia el "arbusto ardiente", desde el cual Hashem se presenta como el Dios de sus antepasados (los patriarcas) y con el nombre "SOY EL QUE SOY", y le ordena convertirse en el líder de los israelitas, para llevarlos fuera de la esclavitud rumbo a la Tierra Prometida.
Perek 4: Moshé se resiste varias veces a acatar lo que H' ordena, dando diversas excusas, como que el pueblo no lo escuchará, entonces el Eterno le da tres señales maravillosas (su bastón transformado en serpiente, su mano sana pasa a ser leprosa, y el agua se hace sangre) que servirán para convencer a los israelitas y al faraón de su poder. Finalmente Moshé aduce que es lento para hablar, por lo cual H' elige a su hermano de sangre (Aarón) como portavoz.
En un confuso suceso, Tzipora circuncida a su hijo menor, para salvarles la vida, cuando se dirigían rumbo a Mitzraim.
Aarón y Moshé a su regreso a Mitzraim convocan a los ancianos de Israel para anunciarles que H' los ha oído y está listo para rescatarlos, como respuesta los ancianos adoran a H'.
Perek 5: Luego solicitaron a faraón que deje a los hebreos ir a celebrar a su Dios al desierto. Paro responde con burlas y mayor crueldad, ordenando ahora que los hebreos deben producir la misma cantidad de ladrillos que antes, pero sin que se les provea la paja para armarlos. Los israelitas están desconsolados y atribuyen su pesar a Moshé y Aarón.
Perek 6: Moshé increpa a H' al respecto, y Este le asegura que El forzara con mano fuerte a Paro a liberarlos.

Parashat Shemot
Moshé elegido líder
Este Shabat 18 de Tevet, 21 de diciembre, Comienza la lectura del segundo libro de la Torah: Shemot: “Nombres”, con la Parashá del mismo nombre.
Resumen
Templo de Ramses (Sobreegipto.com)

Años después de la generación de Yosef en Egipto, el pueblo de Israel se había reproducido mucho. Surgió un nuevo faraón que no conocía a Yosef. Como eran tantos los hebreos, temió que algún día se unieran al enemigo, lo atacaran y se fueran del país, de modo que resolvió oprimir y esclavizar al pueblo de Israel. Durante la esclavitud, Israel construyó las ciudades de Ramses y de Pitóm. Sin embargo el pueblo seguía acrecentándose y el faraón preocupado resolvió esclavizarlo con trabajos mucho más fuertes, además ordenó a las parteras que cuando recibieran bebés hebreos varones debían matarlos, pero ellas temieron a Dios y engañaron al faraón diciéndole que las mujeres hebreas tenían a los bebés antes de que ellas llegaran. Por esto Dios las bendijo. Posteriormente ordenó a todo su pueblo arrojar al río a todo bebé varón que naciera.

Amram y Yoheved de la tribu de Levi, resolvieron esconder a su bebé y tres meses después le armó una canastilla con brea donde colocó al bebé entre los juncos en la ribera del río. Su hermana Miriam lo observaba a cierta distancia para ver cuál sería su destino. La hija del faraón lo recogió, supo que era de los niños hebreos, se apiadó de él y lo rescató. Miriam, al ver esto, le preguntó si traía una nodriza de las hebreas para que lo amamantara y fue amamantado por Yoheved, su madre. La hija del faraón lo adoptó y le puso el nombre de Moshé (extraído de las aguas).
Cuando grande, Moshé paseaba por la tierra de sus hermanos, vio a un egipcio golpeando a un hebreo y lo enfrentó matándolo y ocultándolo en la arena. Al día siguiente paseando vio a dos hebreos peleando, le preguntó al agresor que porqué le pegaba a su prójimo, a lo cual le respondió, que si acaso pensaba matarlo como al egipcio. Al darse cuenta Moshé que el asunto se sabía y que el faraón lo quería matar, huyó al desierto de Midián, allí se sentó junto al pozo. Las hijas del sacerdote Rehuel vinieron a sacar agua del pozo, pero los pastores no las dejaban, Moshé las defendió y las ayudó, ellas contaron a su padre, quien lo invitó a su casa donde finalmente se queda a vivir casándose con Tzipora, una de sus hijas. Con ella tuvo dos hijos: Guershon y Eliécer.
Murió el rey de Egipto y el pueblo de Israel sufría demasiado. Dios escuchó sus quejidos, recordó Dios el pacto con Abraham, Itzjak y Yaacov; y se apiadó de su pueblo. Pastoreaba Moshé, cerca al monte de Horev, el ganado de su suegro Itró, cuando se le apareció el Enviado de Dios en una zarza que ardía en fuego mas no se consumía; se desvió para acercarse y Moshé escuchó la voz de Dios quien le ordenó quitarse el calzado pues era tierra sagrada. Le dijo Dios que había escuchado la súplica de Israel y había visto la opresión de los egipcios.
moshereiss.org  "Moises ante la zarza ardiente"

Le ordenó Dios a Moshé presentarse ante el faraón pues debía sacar al afligido pueblo de Egipto y conducirlo a la tierra que había prometido a los patriarcas: a Canaán. Moshé dudó de su posibilidad de presentarse ante el faraón, pero Dios le aseguró que iba a estar con él, debía traer al pueblo ante la montaña de Horev para servir a Dios. Había que comunicarle el asunto al pueblo de Israel, diciéndoles que el Dios de Abraham, de Itzjak y de Yaacov, los iba a sacar de Egipto para llevarlos a una tierra de leche y miel. Debía presentarse ante el faraón junto con los ancianos de Israel y decirle que debían salir a tres días de Egipto para rendir ofrendas a Dios. Dios le advirtió que el faraón no lo permitiría, ni siquiera con poder fuerte, por lo que Dios golpearía fuertemente a Egipto hasta que el mismo faraón los expulsara. Le encomendó que al salir, hallarían gracia ante los pobladores egipcios quienes les entregarían objetos valiosos y ropa.

Como Moshé dudó mucho y se atemorizó de la función que le tocaba realizar, Dios le hizo algunos milagros que podría mostrar a los ancianos. Dios le hizo acompañar por su hermano Aarón. Tomó Moshé a su esposa y a sus hijos y partieron hacia la tierra de Egipto. Se encontró en el camino con su hermano Aarón quien ya sabía que venía Moshé en camino. Fueron ante los ancianos del pueblo, relataron los hechos y el pueblo creyó y se prosternó.
Se presentaron ante el faraón quien se enfureció con la petición y redobló el trabajo a los hebreos castigándolos fuertemente por no lograr cumplir totalmente la obra exigida, el pueblo se quejó ante Moshé quien le preguntó a Dios porqué permitía que maltrataran tanto al pueblo y aún no los había liberado, pero Dios le dijo que pronto vería lo que El iba a hacer: con  poder fuerte los liberará y el faraón los expulsará de la tierra.
Explicación
Exodo 1:12  Pero así como lo oprimían, así se acrecentaba y así se expandía. Y se angustiaron a causa de los hijos de Israel”.
(http://www-tc.pbs.org/)

El rabino Rami Pavolotzky–de la Congregación B’ne Israel de Costa Rica- explica: “Nuestros sabios llaman la atención al hecho de que, en el original en hebreo, los verbos “acrecentar” y “expandir” están conjugados en futuro, cuando lo habitual en una frase como ésta es que aparezcan en pasado, como se presentan más arriba en la traducción al español para facilitar la comprensión. Deducen de aquí que la Torá no se refiere solamente a los hijos de Israel que vivían en Egipto, sino al Israel de cada generación”.

A través de las épocas el pueblo de Israel, disperso por todo el mundo, ha hecho esfuerzos enormes por sobrevivir y ha logrado no solamente sobrevivir sino acrecentarse y expandirse. Aún en lugares de donde ha sido expulsado o se le ha intentado extinguir. El pueblo de Israel es como una llama eterna, que con el viento que intenta apagar, crece, por momentos se reduce, pero después cobra fuerza. Porque es obra de Dios, porque es el pueblo que Dios eligió desde el principio de su historia y Dios no cambia de idea con el paso del tiempo ni de las circunstancias. Si bien es cierto que hubo momentos históricos en los cuales el pueblo elegido desvió su camino hacia la idolatría, y aún hoy, hay gente del pueblo de Israel que ignora las leyes que Dios le entregó y toda la sabiduría que estas leyes contienen, y que el pueblo de Israel ha tenido que sufrir los atropellos de los malvados e ignorantes, se ha acrecentado y se ha expandido. Puede ser que esto sea causa de angustia y molestia para algunos miembros de otros pueblos, pero lo que Dios determina, no cambia ni cambiará jamás.


           Respuestas al sufrimiento
En la parashá de esta semana, nos encontramos con el siguiente tenebroso testimonio:

"Entonces los egipcios los hicieron trabajar con dureza, y amargaron sus vidas con el pesado trabajo de hacer barro y adobes, aparte de todo trabajo en el campo; y en todos los tipos de trabajo les trataban con dureza."

(Shemot / Éxodo 1:13-14)

Cuando nos encontramos con el sufrimiento, el verdadero y auténtico sufrimiento,

 
ese que atraviesa al ser desde las entrañas hasta la punta de la coronilla,

 
como al estar ante un deudo que tiene a un difunto reciente,

 
como ante el maltratado esclavo (adicto) irredento que acaba de recibir una dosis de golpiza1,

 
como ante la víctima inocente del atropello o la atroz injusticia,

 
debemos congelar nuestro natural ánimo riguroso,

 
abstenernos de sentenciar juicios severos

para permitir que solamente la misericordia2 aflore y sirva como silencioso bálsamo.

Es bastante frecuente que las personas poco cultivadas espiritualmente actúen al contrario.
 

Metafóricamente, meten el dedo en la llaga y causan mayor pena que si se mantuvieran en silencio.
 

Pero incluso gente más atenta, si emiten algún juicio, incluso el que es acertado y apegado a las normas que tienden a descubrir la verdad, en una situación de extremo dolor, lo único que hacen es incrementar el martirio del que padece.

Por tanto, debemos recordar que es nuestro deber actuar con misericordia, especialmente entonces, en momentos en que la herida está abierta.
Aunque, seamos más precisos: la persona debiera actuar en todo momento con un equilibrio armónico de juicio y misericordia, de modo tal que se establezca justicia y orden que viene de la mano con la ternura y la bondad hacia el prójimo (y hacia uno mismo).
En palabras del inspirado proverbista:

"El que sigue la justicia y la bondad hallará vida, justicia y honra."

(Mishlei / Proverbios 21:21)

En nuestra parashá, como hemos trascrito más arriba, son los israelitas los que están sufriendo. No solamente de un instante de dolor, de una temporada de mala fortuna o de una calamidad importante pero transitoria o personal.
 

Era en verdad una esclavitud de lo más atroz, que duró decenas de años, siglos, y que carcomía las carnes, las emociones, los lazos sociales y los pensamientos y además encubría con sombrías miserias la perenne luz de sus espíritus.

Más de doscientos años de humillación, desprecio a la vida, pérdida de identidad, falta de sentido vital, muerte, golpes, trabajos forzados, ataques de todo tipo marcaban intensamente las vidas de todas estas personas.

Algunos, como siempre, trataron de explicar este sufrimiento.

Presentaremos ahora alguna de las versiones y quizás encontremos alguna luz para las desgracias personales.

Primera.

 
Desde el punto de vista del Meam Loez, Egipto era el "horno de fundición", que con sus ardientes sufrimientos purificó y refinó a los israelitas, quitándoles sus impurezas para dejarlos modelados y cristalizados como un pueblo listo para recibir la Torá.



Pero nosotros sabemos que los israelitas que fueron liberados de Egipto aceptaron prontamente la Torá y prontamente la dejaron de lado, para que la estudiaran los rabinos y la cumplieran "los ortodoxos". Ellos estarían al margen, serían ovejitas detrás de un pastor, pero que no les pidieran mucho esfuerzo para rectificarse. Tal como lo recuerda Moshé en la perfecta Torá, que los israelitas le pidieron:

"Acércate tú, y escucha todo lo que dice el Eterno nuestro Elokim. Luego tú nos dirás todo lo que el Eterno nuestro Elokim te haya dicho, y nosotros lo escucharemos y lo pondremos por obra.'"
(Devarim / Deuteronomio 5:24)
De esta manera, ellos preferían continuar aprisionados por la cultura egipcia, que había tomado posesión de sus corazones y mentes y no los dejaba crecer espiritualmente.
Para romper los lazos de la esclavitud, de cualquier esclavitud, no alcanza con ser tibia, tímido y sumiso, sino que se debe ser fiero, activo, pleno de celo por alcanzar la libertad.
Ese fuego interno lo tenían enfriado muchos de aquellos israelitas, precisamente a causa de las penurias sufridas durante la estadía tortuoso en Egipto.

Por esto el salmista inspirado expreso que:

"Cuarenta años estuve disgustado con aquella generación y dije: 'Este pueblo se desvía en su corazón y no ha conocido Mis caminos.'
Por eso juré en mi ira: '¡Jamás entrarán en Mi reposo!''"
(Tehilim / Salmos 95:10-11)
Así pues, esta perspectiva de considerar la experiencia de la dura esclavitud en Egipto como positiva, no es exactamente así en su totalidad.
Pero, nosotros habíamos enseñado recientemente que el sabio y prudente sabe que es necesario aprender a encontrar la chispa luminosa incluso en la más oscura de las noches. Entonces, si buscamos en profundidad nos encontramos con que es correcto que los israelitas solamente pudieron hacerse aptos para recibir la Torá luego de humillar su ánimo, de rebajar la altanería y la presunción.

Tan solo en el desierto es posible recibir la Torá: en el desierto, aquel sitio yermo e inhabitado; en el desierto, con el alma vacía de arrogancia y vanidad.
Como enseña el Rav Israel de Salant, en "Itturei Torá", el desierto es la imagen que mejor preludia el estado del alma para recibir la Torá. Para recibir la Revelación del Eterno, uno debe considerarse como un desierto, llano, en blanco, humilde sin movimiento ni dirección, solamente así las palabras del Eterno pueden entrar.
En sentido similar, nuestros Sabios mencionaron tres adquisiciones espirituales, que se obtienen solamente a través de padecimientos:

"La tierra de Israel, la Torá, el Mundo Venidero se adquieren a través de padecimiento"
(TB Brajot 8b)
Éste es el alto precio, para valores que no tienen un precio material.
Ni todo el oro y plata del universo son capaces de comprar ninguna de las tres.

Ahora bien, debemos darnos cuenta de que "padecimientos" -isurim, en el original- no debe ser tomado en sentido de lo corporal, como si solamente un masoquista estuviera en condiciones de adquirir Israel, Torá y Mundo Venidero.
Padecimientos, en este contexto, son aquellas restricciones que ha de imponerse el que quiere alcanzar grandes alturas espirituales.
Por ejemplo, el que prefiere salir a tomar un par de cervezas y ver el partido de fútbol con los amigos, o el que sale a bailar toda la noche, o el que dedica 6 horas diarias a la pesca recreativa, etc.; seguramente no se están restringiendo materialmente, sino que están accediendo a esas gratificaciones accesorias, quitándose así oportunidad para conquistar grandes alturas espirituales y emocionales.

Por otra parte, cuando los padecimientos son aquellos que provienen de manera externa: enfermedad, muerte, desastres naturales, etc., no deben ser vistos como castigos de Dios, que Él impone como modo de apartar al "pecador" de Sí.
Esa NO es la manera de ver las cosas en el judaísmo.
En el judaísmo se sabe que los padecimientos tienen un sentido trascendente, que el sentido tiene un propósito: educar y corregir a la persona.
El padecimiento es una lección que se debe de aprender, un escalón que falta para subir otro peldaño en la ruta del crecimiento espiritual.4
Y en verdad, el padecimiento puede ser una pequeña cosa, un diminuto obstáculo, pero que para el que lo sufre es motivo de dolor.
Tal como expresaron los Sabios:


"El sufrimiento puede consistir en un pequeño incidente, por ejemplo, cuando pones tu mano en tu bolsillo esperando encontrar un par de monedas, pero solamente encuentras una".
(TB Arajín 16b)
Así pues, la sabiduría está en encontrar el mensaje detrás del padecimiento, la luz en medio de la oscuridad, para que no sea el sufrimiento un fracaso, sino un malestar (más o menos intenso) con un rédito final.
Para los israelitas el rédito fue el ser los receptores de la Torá, sus sostenes y trasmisores: ¡inmenso rédito sin dudas!
Segunda.
Imagina que toda la vida estuviste bajo el intenso sol del mediodía, sin conocer noche ni atardecer, ni días nublados ni apagones, ni techos ni ramas de fresca sombra arbórea.
Imagínate así... y luego dime si conoces lo qué uno experimenta en la oscuridad...

Ahora, imagínate algo parecido, pero tu única luz fue la de un trémulo fósforo perpetuamente encendido.
Imagina esto y dime, ¿notarías un cambio si de pronto se iluminara todo con la luz del sol a pleno mediodía?

¿Cuál es la diferencia entre ambas situaciones?
En la primera no se aprecia en su justa medida la bondad de la luz, es más, se la siente a menudo como una carga pesarosa.
Para el segundo, que conoce luces y sombras, es fácil reconocer la luz poderosa cuando se enciende, y valora ambas cosas, la luz intensa que brinda un detalle más fino, una percepción más clara, y también aprecia el respiro que brinda la sombra.

La opresión en Egipto, donde estaban iluminados con un escuálido cerillo casi al borde de la extinción, les permitió apreciar a los israelitas luego la majestad y poder de la Luz que se les reveló cuando salieron da allí, cuando recibieron la Torá, cuando se encontraron "en persona" con el Eterno.
A mayor oscuridad, luego mayor intensidad para reconocer el valor de la luz.
Cuanto más difícil es obtener algo, más bienvenido es.
Luego de la inmensidad de la oscuridad espiritual y material en Egipto, los hebreos estaban en condiciones de poder apreciar a plenitud la libertad y la Luz de la guía proveniente de la Torá.

Así pues, el padecimiento en Egipto era la dosis de oscuridad necesaria para aprender a gozar de las bondades que obtendrían luego5.
Sin embargo, los ojos (corazón y mente) de aquellos israelitas estaban tan habituados a la oscuridad, al estiércol de la idolatría y la perversidad, que no pudieron tolerar tanta Luz en sus vidas y reclamaron que hubiera pantallas, filtros, sombras.
Tal como nos relata la Torá:


"Al ver los Hijos de Israel que la piel de su cara resplandecía, Moshé [Moisés] volvía a poner el velo sobre su cara, hasta que entraba para hablar con el Eterno."
(Shemot / Éxodo 34:35)
¡Ni siquiera toleraban la Luz que emanaba del mortal Moshé!
No podemos juzgarlos duramente, pues entendemos su condición, no era fácil tolerar lo que tuvieron que soportar en Egipto, tal como tampoco es fácil hacerse de un día para el otro responsable de sus vidas, de las de su comunidad y de ser "sacerdotes del Eterno" para conducir a todos los pueblos a la Verdad.
Por esta dificultad, comprendemos que la generación del desierto no cumplió a totalidad su misión, pero también reconocemos y agradecemos que sin su fuerza, su persistencia, su dureza, tampoco hubieran podido recibir la Torá y trasmitirla con fidelidad a sus descendientes, a nosotros.

Las pruebas que se ponen en nuestro camino sirven para fortalecernos, lástima que muchas veces solo vemos el sufrimiento y no la oportunidad...
¡Les deseo a usted y los suyos que pasen un Shabbat Shalom UMevoraj!
¡Cuídense y gocen de lo permitido para qué sepamos construir shalom!

Moré Yehuda Ribco

Haftarat Shemot
(http://4.bp.blogspot.com/)
Por Ida Gutstadt
Jeremías, 1:1 - 2:3
Esta semana estaremos estudiando del profeta Jeremías, cómo nos muestra que Dios lo llama por primera vez para tratar de convencerlo que acepte la misión de profetizar para los pueblos, pero él se niega. No obstante, la palabra de Dios quedó en el profeta por lo que al poco tiempo surge la primera profecía para el pueblo de Israel.
En la profecía, Jeremías ve un almendro y piensa que se debe apresurar para cumplir su palabra con Dios.
Pero, qué quería Dios al mostrar el almendro? Quería que los hijos del pueblo de Israel modificaran sus acciones o los castigaría con la destrucción del Templo de Jerusalén, su lugar más preciado. Para entender esto, es necesario conocer y lograr descifrar lo que significó el almendro (makel shaked), compuesto por las letras shin, kof y dalet, letras que también forman la palabra lishkod, verbo que quiere decir apresurar. O sea, era necesaria la interpretación del almendro y su relación son la prisa de comunicarle a los israelitas que debían ser resueltos en el cambio de su desempeño. La raíz idiomática jugó un papel importante en el mensaje de Dios al profeta Jeremías.
Hubo otras interpretaciones respecto al almendro, tales como el rápido crecimiento de este fruto y la analogía con la rapidez con la que debían actuar los israelitas por la necesidad del cambio de sus vidas.
Luego vino nuevamente la palabra de Dios y dejó ver una olla hirviendo en una forma poco común, las burbujas de la ebullición no eran parejas, eran más fuertes del lado que indicaba al norte, lo que significaba que de ese lado vendría la maldad que tendría que combatir.
Estas dos visiones que tuvo nuestro profeta sirvieron para que entendiera que era él y no otro el más indicado en aquel momento para cumplir el mandato de Dios. Él le enseñó cómo profetizar y que también, él podía hacerlo.
Enseñanza: En esta Haftará podemos ver claramente cómo necesitamos tratar de entender lo que Dios, a través de las diferentes señales que nos envía, quiere que hagamos. En todo momento, Dios nos manda avisos, señales, de diferentes formas y modos, pero la parte nuestra es interpretarlos y ponerlos en acción para evitar el castigo por el no cumplimiento de lo que Él nos manda a hacer. Esto nos obliga a estudiar la Torá cada día más y mejor, porque es la única forma de poder acercarnos a conocer lo que Él nos quiere decir.
Shemot con Rambam
(http://www.nccg.org/)
Por Rav Daniel Shmuels
Esta semana iniciamos un nuevo libro de la Torá, el de Shemot, cuya primera Parashá lleva el mismo nombre. Esta Parashá no tiene ninguna de las Mitzvot establecidas por el Rambam en su Sefer HaMitzvot. Debido a ello continuaremos con el orden cronológico que venimos llevando de las Mitzvot positivas y revisaremos la Mitzvá de la Mezuzá.
En la Parshá de esta semana aprendemos que un nuevo faraón de Egipto decide esclavizar a los hijos de Israel y aún como esclavos, con trabajos forzados y abusados, los hijos de Israel crecieron en número a pesar de las órdenes del faraón a las parteras pues ellas temían a Dios y este es el punto crucial que nos lleva a la Mitzvá de la Mezuzá. Pero qué tiene que ver la Mezuzá con el temor a Dios, y más allá con la Parshá de esta semana?
Pues bien, la base fundamental que hemos aprendido históricamente a través de todas nuestras generaciones es que aun cuando un judío tenga "amigos" de alto rango en el mundo secular, él debe estar consciente que en cualquier momento "un nuevo rey" puede surgir o este amigo se puede poner en contra suya y entonces su seguridad y prestigio puede desaparecer de la noche a la mañana dando cuenta que en verdad la seguridad del pueblo judío  sólo viene directamente de Dios. Hoy en día tenemos Mitzvot que nos recuerdan de esto día a día y que están hechas para que las veamos y no nos desviemos de los caminos de Dios, para que nuestro temor a Dios siempre esté ahí presente ya que en nuestra gran mayoría estamos inmersos en el mundo secular y eso es parte de lo que es la Mezuzá.
15. Mezuzá
"Por medio de este Mandamiento estamos ordenados a hacer una Mezuzá (literalmente paral de puerta el cual es un pergamino en donde están escritos dos pasajes de la Torá; a saber, deut 6:4-9, deut 11:13-21, y el cual se asegura al lado derecho del paral de la puerta). Esta contenido en Sus palabras (exaltado sea Él): 'Y vosotros debeis escribirlos en los parales de las puertas de vuestra casa (deut 6:9)'. Sucede nuevamente en las Escrituras (deut 11:20). Todas las regulaciones de esta Mitzvá están explicadas en el tercer capítulo de la Masejta de Menahot".
De acuerdo al Rambam el objetivo de esta Mitzvá como el de las dos anteriores que hemos estudiado en las semanas anteriores es el siguiente: "Uno está bajo la obligación de estar atento en la observancia del Mandamiento de la Mezuzá porque es una labor que le incumbe a todo judío para que cuando él venga o salga, él encuentre este recordatorio de la Unidad del Nombre, el Nombre del Santo, bendito sea Él, recordándonos de Amarlo, levantándolo de su sueño y de sus errores, reconociendo que no hay nada permanente ni eterno excepto la sabiduría de la Roca del Universo, para que así regrese de una a su razón correcta y camine en los caminos de rectitud. Nuestros Sabios dijeron: 'Aquel que se pone Tefilín en su cabeza y en su brazo, aquel que utiliza Tzitzit y una Mezuzá en el paral de la puerta, presumiblemente no cometerá ningún pecado porque tiene muchos recordatorios, siendo estos sus ángeles guardianes que lo salvarán de cualquier pecado, como está dicho: 'El ángel del Señor acampo alrededor de aquellos que le  temían a Él y los liberó (sal 34:8, men 43b)'. Bendito sea el Misericordioso que nos ayuda (Mishná Torá, Ahabah, Hiljot Mezuzá 6:13)".

Reflexiones sobre Shemot
Conservando nuestra Humanidad
Por Rav Marc Angel
Treaducción: Dra. Myriam Frydman

"Y él se volvió a este lado y al otro,
 y vio que no había ningún hombre".
-Shemot 2:12-

Cuando Moisés vio a un capataz egipcio azotando a un esclavo israelita, miró a su alrededor antes de derribar al egipcio. Este pasaje por lo general se interpreta en el sentido de que él quería estar seguro de que no iba a ser visto cuando le dio muerte al egipcio.
El pasaje se podría entender de una manera diferente. Moisés estaba indignado con todo el sistema de esclavitud. Él vio a un grupo de personas oprimiendo a otro grupo de personas, tratando a los esclavos como objetos y no como a sus semejantes. Al deshumanizar a los israelitas, los egipcios no sintieron ningún remordimiento por azotarlos, por forzarlos a realizar trabajos extenuantes, por condenar a sus hijos a la muerte. Los capataces habían perdido su humanidad. El trato abusivo a los esclavos cobró un precio tanto psicológico como físico; los esclavos llegaron a verse a sí mismos como inferiores a sus amos; ellos perdieron el auto-respeto junto con su libertad.
Cuando Moisés se vio enfrentado al caso concreto de un egipcio azotando a un esclavo hebreo, él se dio cuenta de que "no había ningún hombre" —el opresor se había convertido en una bestia salvaje, el oprimido se había convertido en un animal de trabajo. El elemento humano había desaparecido; no existía ninguna misericordia, ningún respeto mutuo, ninguna simpatía del uno por el otro. Este reconocimiento era más de lo que Moisés podía soportar. Él mató temerariamente al egipcio —lo cual no solucionó el problema en absoluto. Después él se vio obligado a huir para salvar su propia vida. Permaneció durante varios años en la tranquilidad de Midián, trabajando como un pastor solitario. Él no pudo soportar las injusticias que se estaban cometiendo en Egipto —una tierra en la que “no había ningún hombre”, una tierra en la cual las personas habían sido reducidas al estatus de animales, a objetos en lugar de sujetos.
La historia de la Torá acerca de la redención de los esclavos israelitas es en última instancia una lección profunda que nos enseña que cada ser humano tiene derecho a ser libre, a ser un ser humano digno, a ser tratado (y a tratar a los demás) como un semejante. La esclavitud es una calamidad tanto para el opresor como para el oprimido. Es una violación a la santidad de la vida humana.
La deshumanización de los demás no solo conduce al desprecio, o incluso a la esclavitud; conduce a la violencia y al asesinato. La deshumanización es la forma en que los terroristas justifican el asesinato: ellos ven a sus víctimas como seres inferiores, como infieles —no como a sus semejantes creados a la imagen de Dios. La deshumanización da lugar a la discriminación contra aquellos que son percibidos como “el otro” —personas de diferente origen étnico, religión, raza, o creencias.
Nosotros sabemos que nuestra sociedad se encuentra en problemas cuando los miembros de un grupo se sienten innatamente superiores a las personas de otro grupo, y se empeñan en estereotiparlas y deshumanizarlas. Sabemos que existe una decadencia moral dentro del pueblo judío cuando los judíos de un origen se sienten superiores a los judíos de otro origen, cuando exhiben un comportamiento y un lenguaje discriminatorio, cuando deshumanizan a sus hermanos judíos y a sus semejantes.
Cuando los seres humanos se tratan unos a otros como objetos, la humanidad sufre. Cuando los seres humanos ven su afinidad con otros seres humanos y se tratan unos a otros con respeto, la humanidad comienza su proceso de redención. Nosotros solo podemos conservar nuestra propia humanidad cuando reconocemos la humanidad de cada uno de nuestros semejantes.


SHMOT – ÉXODO

PARASHAT SHMOT
“Y cuando el niño creció, ella lo trajo a la hija de Faraón, la cual lo prohijó y le puso por nombre Moshé diciendo: ” (Shemot 2:10).
Rabino Yerahmiel Barylka
Dejémonos llevar por los exegetas que, apasionados, se enfrentan para explicarnos el significado del nombre de Moshé, para poder apreciar la grandeza de nuestra parashá, que da comienzo al relato de uno de los momentos más aciagos de nuestra historia, que tiene algunos rayos de luz y muchas enseñanzas.
La parashá como todo el libro, conocido por su traducción latina como Éxodo, debería llamarse también en español “Nombres”, porque allí está su verdadera esencia.
Nos dice la Torá, en la que quizás sea la traducción más cercana al versículo: “Y cuando el niño creció, ella lo trajo a la hija de Faraón, la cual lo prohijó y le puso por nombre Moshé diciendo: ” (Shemot 2:10). Y, enseguida nos asalta la duda de si ¿La hija de Faraón acaso hablaba hebreo para poder ponerle ese nombre? – Rabí Abraham Ibn Ezra, obvia la dificultad diciendo que la hija de Faraón le puso el nombre egipcio “Munioz”, pero la Torá, lo cambió a Moshé siguiendo el verbo hebreo. Abarbanel, se disgusta con la interpretación trayendo ejemplos de nombres extraños que permanecieron en el texto bíblico en su lengua original, concluyendo que la Torá no traduce nombres. La hija de Faraón no hablaba hebreo, pero, ella no fue la que le dio el nombre al niño cuya vida salvara.
Quien había traído al niño era su madre, y lo lógico en la lectura del versículo, sería según él, -que ella lo llamara Moshé. Jizkuni nos trae un midrash según el cual la hija de Faraón se judaizó, y rabí Abraham Ibn Ezra nos dice también que ella, en realidad le puso ese nombre después de consultar con sus nodrizas. El Netziv**, observa que todos estos intentos de explicación giran alrededor del principio según el cual el nombre indica que el niño fue sacado de las aguas, y se pregunta, no sin razón, que si ¿acaso podemos suponer que la hija de Faraón deseaba que todos supieran el origen de ese niño?
Para él la explicación es otra y está basada en una palabra del idioma egipcio antiguo parecida a Moshé y que en realidad significa niño y no está relacionada con el concepto de que lo extrajeron del agua. Versión ésta confirmada por especialistas contemporáneos de la antigua lengua de los egipcios. No debemos ignorar que si el nombre se puso cuando Moshé creció y dejó de amamantarse, es más que probable que haya tenido otro nombre en casa de su familia. Pero, ese nombre nos es desconocido. Moshé permanece en la memoria por su salvación de las aguas, y ya no importa quien le concedió el nombre, esa será su personalidad, ese será su mojón para las acciones que emprenda. Hasta aquí una brevísima cita de algunos de los intentos de nuestros sabios de bendita memoria para descifrar el origen del nombre de Moshé nuestro maestro. Si siguiéramos trayendo otras citas y fuentes, nos encontraríamos con una búsqueda más que obsesiva.
Tal es el valor del nombre para el judaísmo. Tal es la importancia de poder determinar su significado y su símbolo.
Por lo que, avancemos un poco más en la historia personal de Moshé, el centro del segundo libro de las Enseñanzas. El niño Moshé nació en una época en la que otros niños eran asesinados para satisfacer el mandamiento faraónico, en que las madres y padres sufrían, en que el peligro de exterminio era palpable por todos, pero, él se crió en el palacio real sin que le faltara nada. Aquí yace quizás la solución al misterio de su nombre. Esa es la causa por la que debía llamarse Moshé, aún si ese nombre le fue dado por una persona egipcia. Ese es el nombre que le resonaba en sus tímpanos gritando la injusticia del sufrimiento del otro, más aún que su propia suerte. ‘Que de las aguas le habían sacado’ significaba nada más y nada menos que su vida no le pertenecería, si no era capaz de iniciar acciones derivadas de su situación. Su nombre fue la motivación que lo impelió a ver a sus hermanos en su sufrimiento, la causa por la que ya no pudo permanecer indiferente a ellos. Tiene una responsabilidad diferente. El fue salvado, él debe ser el salvador de sus hermanos. Así su nombre egipcio, se judaiza. Más que cualquier otro. Únicamente por su destino fijado en su nacimiento tan traumático. Destinado a morir, se salva. Cuando otros él tiene una vida de privilegio. Y, Moshé el sacado de las aguas, sacará de la esclavitud a su pueblo. Lo sabía cada vez que al nombrarlo, le recordaban su pasado.
Pero, hay más.
El Midrash Shemot Rabá, 1-10, toma el versículo “Contra H’ prevaricaron, porque han engendrado hijos de extraños; ahora serán consumidos en un solo mes ellos y sus heredades” de Oshea 5:7, para enseñarnos que cuando Iosef murió, los judíos incumplieron con el Pacto de la Circuncisión, diciendo, seremos como los egipcios. De allí aprendemos que recién Moshé los circuncidó a la salida de Egipto. Por ello, el Santo bendito “había convertido el aprecio que tenían los egipcios a los hijos de Israel en odio, tal como está escrito: “Después entró Israel en Egipto, Iaacov moró en la tierra de Jam. Y multiplicó su pueblo en gran manera y lo hizo más fuerte que sus enemigos, a quienes trastornó el corazón para que odiaran a su pueblo y se confabularan contra sus siervos” (Tehilim 105: 23-25).
Lo que nosotros deducimos, sin mucha dificultad, es que las relaciones entre los hijos de Israel y los locales eran correctas, mientras que aquellos, nuestros antepasados, supieron guardar las tradiciones de sus padres y su unicidad, pero, cuando intentan acercarse a los anfitriones borrando las señales del pacto de sus cuerpos, pierden el aprecio y son repudiados. Y así ha sucedido a lo largo de la historia de nuestro pueblo. Toda vez que intentamos borrar nuestros signos distintivos para congraciarnos con el otro, buscando ese camino fácil, quedamos desamparados y recibimos su repulsa y no su favor. La única respuesta posible pareciera ser la que nos trae Devarim 28:9-10: “Te establecerá H’ como pueblo santo para sí, como te juró, si guardas los mandamientos de H’ tu D-os y andas en sus caminos. Entonces verán todos los pueblos de la tierra que sobre ti es invocado el nombre de H’; y te temerán”.
La supresión de los símbolos de la identidad puede manifestarse también en otras acciones. Una de ellas, es el nombre que damos a nuestros descendientes.
En el nombre encontramos identidad. En algunos casos, la razón de la existencia. Con esos símbolos de la memoria, marcamos el futuro.
Shabat shalom, desde Sión,
Rab. Yerahmiel Barylka

__________________________________
* Mientras Moshé se salva de las aguas, los otros niños mueren ahogados y luego serán los egipcios quienes caigan en las profundidades…”Soplaste con tu viento, los cubrió el mar; se hundieron como plomo en las impetuosas aguas” (Shemot 15:10)

** El rabino Naftalí Tzvi Yehudá Berlín, conocido como el Netziv de Wolozin, (1817-1893), fue uno de los grandes sabios europeos del siglo XIX. Su padre fue comerciante y un sabio de la ciudad de Mir y casó a su hijo muy joven poco después de su bar mitzvá, con la hija de Rabí Itzjak el rabino de la yeshiva de Wolozin, y nieta de rabí Jaim Wolozin. Desde su boda se entregó al estudio de la Torá. Acerca de su humildad es más que ilustrativo que sus hijos, siguiendo su manera de pensar, se negaron a escribir al frente de uno de sus libros, su biografía alegando que ese era un consejo del “instinto maligno”. El Netziv fue un innovador en su forma de estudio del Talmud y de la Torá y pese a que estuvo inmerso en el estudio de su yeshivá también alcanzó a contestar preguntas prácticas de la Halajá.


Para la mesa de Shabat – La fuerza de nuestra Esencia

Parashat ShemotPor Uriel Edery
En nuestra Parashá, Parashat Shemot resalta el concepto de los nombres. La Torá comienza el libro de Shemot recitando: “Y éstos son los nombres de los hijos de Israel que vinieron a Egipto con Iaakov; vino cada uno con su familia. Reubén, Shimón, Leví y Iehudá. Isajar, Zebulún y Biniamín. Dan y Naftalí, Gad y Asher”.
Estos versículos despertaron en nuestros Sabios cierto cuestionamiento. Como ya hemos explicado en artículos anteriores, sabemos que la Torá tiene una política de economía de palabras. Es decir, se utilizan solamente las palabras necesarias, evitando reiteraciones. Debido a esto, podemos y debemos preguntar qué necesidad tiene la Torá de relatar los nombres de los hijos de Yaakov, las sagradas Tribus de Israel, teniendo en cuenta que previamente en Parashat Vaigash (Bereshit 46, 8-27) se hizo un detallado análisis genealógico de los mismos.
Para poder responder a este cuestionamiento es necesario comprender cuál es el significado que tiene el nombre para cada individuo. Según las Sagradas Escrituras, el nombre representa y determina la esencia de cada criatura: cada ser llevará a cabo su misión en este mundo en base a las características personales desprendidas de su esencia, la cual es determinada por su propio nombre.
Para entender empíricamente este concepto podemos ayudarnos con un ejemplo de la vida cotidiana. Imaginémonos una situación en la cual un adulto juega con un niño y le pregunta “cómo te llamas?”. El niño responde de forma ingenua, “me llamo Daniel”. Ante esa respuesta el adulto le dice “no, vos no te llamás Daniel, vos te llamás Mijael”. Debido a su edad y desarrollo mental y sentimental, el niño no comprende que se trata de un juego y de forma automática entra en un sistema defensivo, a veces incluso hasta con un poco de enojo y dice “no! no!, yo no soy Mijael, yo soy Daniel!” Esto se debe a que cuando le quitan el nombre, siente que le están quitando lo que él es, su identidad, su esencia.
En el relato de la Torá de nuestra parashá, el pueblo de Israel se enfrenta ante uno de los momentos más delicados de su historia. Si bien el descenso a Egipto es solamente una parte de un largo proceso de redención que continúa con el recibimiento de la Torá y la entrada a la sagrada Tierra de Israel, tal descenso determinaba la exposición del pueblo a la impureza que Egipto representaba. Para poder sobrevivir ante tal amenaza espiritual era necesario tener las herramientas correctas. Nuestros sabios nos explican que gracias a cuatro cosas fueron los Hebreos redimidos de Egipto, siendo una de ellas el hecho que no modificaron sus nombres.
Según lo que analizamos anteriormente, podemos explicar que el mantener los nombres no es una simple acción, sino que al mantener sus nombres mantuvieron viva su identidad, su esencia. Y esa es la herramienta que ayudó al pueblo de Israel a mantenerse vivo a pesar de la impureza reinante en Egipto.
Ésta es la enseñanza de nuestra de Parashat Shemot, la Parashá de los Nombres. La clave para sobrevivir durante momentos oscuros, durante tiempos de cuestionamientos e amenazas de todo tipo, tanto en el Egipto de los faraones, como en los “Egiptos” de hoy en día, es aferrarse a nuestra profunda esencia, mantener firme nuestra identidad de forma auténtica e íntegra. Los nombres son nuestra esencia. Mantener nuestra esencia, nos permite redimirnos.
Shabat Shalom Umeboraj

Shemot: Contigo


La amable y amistosa nación egipcia cambia su actitud radicalmente, y a cambio de esa admiración por la familia de Yaacov, comenzaron a mostrar una actitud repulsiva y ofensiva. El resultado fue amargo, pues sufrimos 210 años de esclavitud, y los egipcios, posteriormente, penaron la muerte de sus primogénitos.
Nuestra parashá menciona (1:14) que los egipcios “Amargaron sus vidas (de Israel)…”
Dice Rabenu Bahie ZT”L: “El pasuk se refiere, con esta expresión, no solamente a la vida de los hijos de Israel, sino al Todopoderoso, llamado también “El que viveEternamente” Como está escrito en Yeshayahu: “En todo sufrimiento (de Israel), para Él (también) es sufrimiento” Y también en Tehilim: “Estoy con él (Israel) en todo sufrimiento”
Es decir, existe un fuerte vínculo, casi un paralelismo, entre el Todopoderoso e Israel. Pues cada golpe, cada esfuerzo agotador y cada niño sacrificado, es como si Diosmismo lo hubiese sufrido. Así lo recuerdan nuestros sabios: “Aquel que osa atentar contra el pueblo de Israel, es como si estuviese poniendo su dedo en la “niña del ojo” del Creador del Mundo”
En segundo lugar, y como resultado de la primera conclusión, así como Dios es Eterno, de la misma maneraSu pueblo lo es.
También figura en esta parashá: “Conforme lo afligían (al pueblo de Israel), así también se incrementaba y se fortalecía” (1:12)
Fenómeno que contraría la lógica y la historia. Pues no ha habido pueblo que soporte un exterminio sistemático, y una opresión constante, y no sea eliminado o, en el mejor de los casos, incorporado al pueblo opresor.
¿Cuál es la explicación?
Según lo expuesto se entiende perfectamente. Pues, justamente, cuando El Eterno advierte que sus hijos están en riesgo de exterminio, considera que es necesario contrarrestar ese peligro, y les prodiga multiplicidad, y fuerza sobrenaturales.
No obstante, esta actitud protectora se revela más cuando es recíproca, cuando tomamos conciencia que, efectivamente, tenemos un Padre que nos supervisa y cuida. Pero, sobre todas las cosas; ¡Cuando nos duele lo que a Él le duele, cuando Su sufrimiento se convierte en nuestro propio sufrimiento!
¿Qué puede hacer sufrir tanto a Dios?
Les diré… Todo padre y madre, pueden sobrellevar cualquier esfuerzo y sacrificio, con tal de criar bien a sus hijos. Solo hay algo que está por encima de lo que pueden soportar: Ver que no hay unión entre ellos, que constantemente se faltan al respeto e, inclusive, pelean entre sí.
Constantemente nos hayamos frente a peligros reales. Muchos especularán en el plano militar, o político, qué se puede hacer. Sin embargo, si queremos realmente materializar nuestra salvación, la única opción es estar con Él, para que Él esté con nosotros. Para que Suinimaginable poder sea revelado. Derribar las barreas que nos separan de nuestros hermanos, pues este es el primer paso para derrumbar definitivamente el muro que nos separa de Nuestro Creador.
Shabat Shalom

Parshat Shemot: Despertando al Conocimiento del Amor de Dios

Y estos son los nombres (shemot) de los hijos de Israel que vinieron a Egipto (...) (Éxodo 1:1) Nuestros Sabios enseñan que uno cuenta y nombra cada cosa que le es preciosa, e Israel de hecho es tan precioso como un hijo a su padre, tal como está escrito: “Así dijo el Eterno, 'Mi primogénito es Israel'.” (4:22) Las Escrituras Hebreas nos cuentan del Amor de Dios por Israel y por toda Su Creación. Pero, ¿hemos considerado nuestro Amor por Él? Aquí no pretendemos definir con conciencia humana al Creador, pero sí concebir con nuestros propios rasgos humanos Su Amor que crea y sustenta toda Su Creación, incluidos nosotros. Si la Creación ciertamente emana del Amor de Dios, este también lo concebimos y entendemos a través de nuestra concepción de Amor como el medio para relacionarnos y comunicarnos con Él.

Con frecuencia mencionamos los Trece Atributos de Misericordia Divina (34:6-7) como referencias específicas para comprender al Creador a través de nuestra conciencia humana. En última instancia es nuestra elección individual concebirlo y relacionarnos con Él, ya sea como el Creador amoroso y compasivo o como algo diferente. El sentido común y lo obvio claramente demuestran lo primero. Cada capítulo de la Torá y cada comentario de nuestros Sabios ilustran y reiteran esta Verdad. El libro del Éxodo es la diáfana prueba viviente del Amor de Dios por Israel.

El faraón ordenó a todo su pueblo, diciendo: 'Cada hijo nacido varón arrojaréis al río'.” (1:22) Nuestros Sabios místicos explican que tanto los varones israelitas como los egipcios estaban sujetos a este decreto, y que el río (Nilo) representa el patrón de vida materialista derivado de los bajos deseos y fantasías de ego. El faraón (la actitud egocéntrica ante la vida) deseaba que cada rasgo y aspecto de la conciencia humana fuese sumergido (ahogado) en las aguas del materialismo.

Esto representa estar muertos ante las aguas de la conciencia superior representada por los caminos y atributos de Amor. De este pasaje aprendemos que sin un descanso de los aspectos materiales de la vida (descanso como el tiempo y lugar llamado Shabat) para unirnos al Creador, la vida es insignificante. Sin el conocimiento del Creador, especialmente de Su Amor, la Creación carece de sentido.

Es en este momento crucial del desarrollo humano que un aspecto primordial necesita nacer para conducir a todos los demás rasgos. Este es al que nos referimos como el más elevado conocimiento del Creador en nuestra conciencia, el conocimiento de Su amorosa bondad, tal como la podemos concebir en nuestra limitada percepción humana. Este conocimiento es el aspecto representado por Moisés: “Y ella [la madre de Moisés] vio que él era bueno” (2:2).

Este también es el conocimiento de Amor que alcanza toda la Creación, y en particular a nuestro prójimo: “Él [Moisés] fue a sus hermanos, y vio su sufrimiento” (2:11). Esa tribulación no es sólo el resultado de vivir bajo la dureza del más denso materialismo sino también la división y separación que sufrimos en nuestro exilio del Amor de Dios. División, conflicto, disputas, odio y violencia son las ilusiones que nos atrapan en las tinieblas, producto de la ausencia de Amor: “Y Moisés temió, y dijo: 'De hecho, el asunto es conocido'.” (2:14). Nuestros Sabios dicen que Moisés vio que las habladurías y los rumores eran barreras para la Redención de los hijos de Israel, concluyendo que eran las causas “conocidas” de su cautiverio.

(…) el rey de Egipto había muerto, y los hijos de Israel se lamentaron de su cautiverio, y lloraron, y su clamor ascendió al Eterno debido a su cautiverio” (2:23). Nuestros Sabios místicos explican que el faraón estaba muerto al conocimiento de Dios y Su eterna soberanía sobre la Creación. En las tinieblas de esta muerte espiritual es cuando nuestro clamor verdaderamente llega a Él.

Rashi complementa este hecho al cuestionar por qué el Eterno aparece a Moisés en una zarza con espinos y no en otro árbol diferente, y responde que fue así para ilustrar y demostrar que “En todas sus aflicciones Él también estaba afligido, y el Ángel de Su Presencia los salvó. En Su Amor y compasión Él los redimió, Él los levantó y los cargó todos los días del mundo.” (Isaías 63:9). El Amor de Dios ciertamente es el fuego que nunca se consume: “La zarza ardía con el fuego, pero la zarza no se consumía” (Éxodo 3:2).

Y el Eterno dijo a Aarón: 'Ve al desierto para encontrarte con Moisés'. Y fue y se encontró con él en la montaña del Eterno, y lo besó” (4:27). En esta montaña del Eterno como el más elevado conocimiento de Él es donde se besan la amorosa bondad (Aarón) y la rectitud (Moisés), tal como lo recuerda el Rey David: “La amorosa bondad y la verdad se unieron, rectitud y paz se besaron” (Salmos 85:11). Verdad y rectitud (Moisés) son inherentes a sí mismas, al igual que el amor y la paz (Aarón).

Y el faraón dijo: '¿Quién es el Eterno a quien yo debería obedecer Su voz para dejar salir a Israel? Yo no conozco al Eterno, y más aún no dejaré salir a Israel'.” (Éxodo 5:2). La naturaleza del ego es querer dirigir nuestra existencia como una entidad separada e independiente, con el fin de llegar a controlar todos los aspectos de la conciencia (los hijos de Israel). En esta separación ilusoria, el ego rechaza el Amor como la Esencia abarcadora e integradora de la Creación. Ego crea su propia realidad “separada”, basado en deseos derivados de concepciones y pensamientos negativos originados en sentimientos de carencia.


Carencia es el resultado de la ilusoria ausencia de Amor en algún aspecto o dimensión del intelecto, mente, emociones, sentimientos, pasiones e instintos. Carencia de alimento y de recursos esenciales para satisfacer nuestras necesidades materiales básicas (relacionadas con los instintos), carencia del objeto de nuestras ganas y deseos carnales (pasiones), carencia de reconocimiento y satisfacción de nuestros sentimientos y emociones en nuestra relación con lo que nos rodea, falta de interés y atención basada en carencia de conocimiento en nuestra mente e intelecto. Todas estas carencias son el gatillo que dispara los deseos de ego. Sus consecuentes acciones y conducta negativas as su vez esclavizan y oscurecen nuestra conciencia en los niveles más bajos de la existencia. Entonces en ese predicamento ego no conoce ni reconoce nada diferente de su propia imagen, incluyendo Amor como el redentor de sus tinieblas.

La porción termina así: “Y el Eterno dijo a Moisés: 'Ahora verás lo que Yo haré al faraón, porque con mano fuerte él los dejara salir, y con mano fuerte los sacará de su tierra'.” (6:1). Del mismo modo que el Amor de Dios crea y sustenta todo, también transforma nuestra conciencia para que lo lleguemos a conocer a Él y seamos redimidos.

Perashat Shemot

“El lugar en donde estás parado es sagrado” (3:5).
 Comenzamos el segundo libro del Jumash. Mientras que el primer libro trata de la Creación del Mundo, este segundo trata del control y el dominio de Hashem en el mundo, manifestado en los milagros que se relatan en la liberación de los judíos de Egipto, y es por esto que se conoce como el Libro del Éxodo.
La porción semanal comienza relatando que después del decreto del Faraón, Yojébed dio a luz a un varón. Los egipcios buscaban a los recién nacidos para ahogarlos en el río. Cuando ya no pudo mantener en secreto el nacimiento de su hijo, lo colocó en una canastilla que dejó entre las plantas de la orilla del Nilo (bajo la supervisión de su hermana Miriam). La hija del Faraón fue a bañarse en el Nilo y algo que flotaba en el río llamó su atención. Envió a una de sus servidoras a traer el objeto. Cuando abrió la canasta encontró en su interior a un niño hebreo; sintió piedad por él y decidió adoptarlo. Miriam se acercó y ofreció buscar una mujer que pudiera amamantar al bebé. Regresó con Yojébed, quien lo cuidó e instruyó sobre las tradiciones de sus padres. El niño fue llevado al palacio real y se fue llamado Moshé, que significa: “extraído de las aguas”.
Cuando creció, Moshé salió del palacio y observó los sufrimientos que padecían sus hermanos. Vio que un capataz egipcio golpeaba salvajemente a un hebreo. No había nadie a su alrededor y Moshé mató al cruel egipcio. Luego lo enterró en la arena. Al día siguiente, Moshé intervino en una disputa entre dos hebreos. Uno de ellos le preguntó en tono insultante: “¿Qué derecho tienes para juzgar a los demás? ¡Seguramente tratarás de matarme como lo hiciste con el egipcio!”. Moshé comprendió entonces que su acción llegaría a oídos del Faraón y, por tanto, su vida corría peligro. En consecuencia, huyó a Midián, en la región sudeste de la península del Sinaí. Llegó a un pozo, donde tuvo oportunidad de proteger a las siete hijas de Itró (el conductor espiritual de Midián) de unos pastores agresivos. Fue bien recibido por Itró y trabajó como pastor de ovejas. Pronto se casó con una de sus hijas, Tziporá, que dio a luz a dos niños, Guershón y Eliézer.
Durante la estadía de Moshé en Midián, el Faraón había fallecido. Su sucesor continuó oprimiendo a los hebreos con mayor severidad y éstos clamaron por ayuda a Hashem. Mientras cuidaba las ovejas de Itró en Joreb, Moshé tuvo una visión extraordinaria: una zarza que ardía sin consumirse. Hashem se dirigió a él por primera vez y le ordenó que se quitara los zapatos, pues de hallaba sobre suelo sagrado. En hebreo hay dos palabras para la acción de quitarse los zapatos; una es “shal” y la otra es “jalitzá”. Cuando Hashem solicita a Moshé que se quite los zapatos, utilizó la palabra shal; el motivo es que hay una diferencia entre la forma de descalzarse. Jalitzá es hacerlo con las manos y shal es hacerlo sin tocar los zapatos. Hashem quería que mantuviera también sus manos limpias de impurezas. ¿Cuál es la lección que podemos sacar de esto?
La Torá nos quiere mostrar que cuando una persona se encuentra en situaciones difíciles, llega a decir: “¿Cómo quieres que me concentre si tengo tantos problemas? Ahora no puedo ponerme a pensar en estudiar, y cumplir mitzvot, en cuanto mejore mi situación, entonces estaré listo para hacer de mi estudio un hábito diario”;
¿Cuál es la expectativa de esta persona? ¿Llegará acaso ese tan esperado día?
El Rab MiBlatzob relataba que, mientras él se encontraba en los campos de concentración nazis, el Rab se había enterado de que se llevaría a cabo una matanza masiva de bebés. Mientras los criminales seleccionaban a sus víctimas, una mujer se acercó al Rab con un pequeño bulto entre sus brazos y solicitó un cuchillo. El Rab pensó que la mujer, en su desesperación, había decidido quitarse la vida junto a la de su bebé. El Rab intentó persuadir a la mujer, diciéndole que no perdiera las esperanzas, que el Creador podría traer la salvación en segundos…
Las palabras del Rab fueron interrumpidas por un soldado nazi, que lo tomó del cuello y dijo: “¡¿Por qué estás hablando con esta mujer?!”. El Rab tuvo que contestar con sinceridad y dijo al soldado que la mujer estaba pidiéndole un cuchillo y que él trataba de convencerla de que no era necesario que se quitara la vida por su propia mano, porque tarde o temprano todos morirían. El soldado no le creyó y se dirigió a la mujer: “¡¿Es cierto eso?!”. La mujer respondió afirmativamente. El soldado sacó un cuchillo y lo entregó a la mujer, en espera de disfrutar la grotesca escena.
Para sorpresa de los presentes, la mujer colocó al bebé en el suelo, le quitó las ropas, tomó el cuchillo, dijo la bendición que se recita antes de practicar la circuncisión y le hizo el berit milá. El soldado se quedó estupefacto y le preguntó: “¿Qué hiciste…? ¿Por qué hiciste eso?”. “Hoy”, respondió la mujer, “mi hijo cumple ocho días de haber nacido y la Torá nos ordenó hacer el berit milá a todo varón. Sé que mi hijo morirá dentro de muy poco, ¡y yo quise cumplir la mitzvá que Hashem nos encomendó mientras aún tenga vida, y que muera como un yehudí!”.
[1]

El Jafetz Jaim interpretó el versículo citado de la siguiente manera: En el lugar donde te encuentras parado… significa: ‘la situación en la que te encuentras actualmente es igual de sagrada. Si la situación se tornó difícil, es exactamente así como Hashem está esperando que lo sirvas, incluso en los momentos más críticos de tu vida. Así como le pidió a Moshé que sus manos se mantuvieran limpias, tus pensamientos y tus hechos deben ser íntegros, limpios, puros, caminando siempre por el sendero de la Halajá y de lo que nos indican nuestros Jajamim. Lo único que Hashem pretende de ti, al ponerte ciertos ‘obstáculos’ en tu vida, es que los superes, para así hacerte más fuerte, más capaz”. Cada vez que superamos una prueba logramos crecimiento y elevación personal y espiritual. Debemos empeñarnos en dar lo mejor de nosotros mismos para servir a Hashem con los recursos y las habilidades con que contamos. Hashem sabe hasta dónde somos capaces de llegar; y nos dio los desafíos y herramientas para lograrlo.
Rab Simjá Bunim de Parshisja decía: “No me gustaría ponerme en el lugar de nuestro padre Abraham, porque en este caso, ¿qué ganaría Hashem con este cambio? Si Abraham fuera yo, y yo fuera él, nada mejoraría en el mundo. Mi objetivo es el de mejorar mi propia conducta.[3] © Musarito semanal

Rabí Shimón ben Elazar dijo: ‘Toda mitzvá por la cual el Pueblo de Israel se sacrificó hasta la muerte, aún perdura entre ellos’.[4]


[1] Hamaor, tomo II, pág. 401; Rab David Zaed.
[2] Meor Hashabat, pág. 58; Rab Kalman Packouz.
[3] Simjas Israel, pág. 53.
              [4]
 Shabat 130a.
 

Por. Adaptación de Rabino Gabriel Guiber


EXTENDER EL BRAZO PARA ALCANZAR LA TORA 
“y envió a su sirvienta… 
(Shemot 2,5)
Imaginemos una posible conversación en estos días, viene una persona y le dice a un hombre: vamos a un curso de Tora, que te abrirá un nuevo mundo de luz. Vamos, verás que será maravilloso.
Y el hombre contesta: déjame en paz, esto no es para mí.
Puede ser que tenga razón, y tal vez asista, escuche y compruebe que no es para él. Es posible. Pero si va al curso y verifica que sí es para él, y además… puede ser que vea que para él ese día será otro día, pero no como todos los días, es posible que ese nuevo día resulte algo maravilloso…, sí, esto también, pero ¿por qué no quiere siquiera probar?
Ahora, le dicen a un hombre, vamos a un seminario que te mostrará un mundo nuevo. Sabrás que perteneces a un pueblo maravilloso, que tu herencia es increíble. Sabrás qué es la Tora, los preceptos…
Déjame, contesta, Esto no es para mí. Pero, ¿cómo puede saberlo de un principio?
Hagamos algo, anótate, escucha, y después podrás decidir…
Pero aquí hay un punto más. Cuando estamos lejos, es demasiado lejos. No hay conexión alguna, son mundos separados. Pero cuando nos acercamos, ocurre el milagro, tal cual. Al intentar acercarnos el acercamiento se multiplica: abran para mí una puerta delgada como una aguja y Yo abriré para ustedes el portón de un gran salón. Hagamos sólo un poquito, y se abrirán las puertas de la luz.
Batia, la hija del faraón, fue a bañarse a la orilla del río y ve a lo lejos una pequeña canasta que flota sobre el agua. Desde allí se escucha el llanto de un bebé que le hace sentir algo muy fuerte. ¿Qué hizo? Extendió su mano…
La canasta estaba muy lejos, pero ella no dijo así: al fin y al cabo no podré alcanzarla, ¿para qué voy a intentarlo?
No sólo que no lo dijo, sino que de inmediato hizo lo contrario. Lo intentó, hizo “su” parte, extendió su mano. Y allí mismo se produjo el milagro y su brazo se estiró, como está escrito en la Guemara(Sota 12b), y así, la hija del faraón tuvo el gran mérito de ser recordada para bien en nuestra sagrada Tora. Y en el libro “Divre Haiamim” se nombra a Moshe Rabenu considerándolo como su propio hijo, como un hijo de su esfuerzo, de su intención. Y el Zohar Hakadosh nos revela que hay un palco especial en el Gan Eden para ella, y Moshe Rabenu llega hasta él, todos los días, para visitarla.
¿Y por qué? Solamente porque ella lo intentó…
¡Probemos, y comprobaremos las bondades de Hashem!
La hija del faraón vio a un bebé que lloraba, su corazón sintió piedad y se preocupó por salvarlo. Dicen nuestros sabios que ella no había bajado al río para bañarse, sino para sumergirse en forma de “Tevila”, para concluir su conversión al judaísmo. Ya había llegado la sangre del iehudi a su corazón, que se llenó de piedad y surgió la necesidad de traer la salvación. Vio a un bebé en el río, y debía salvarlo.
Cuando Rabenu Jaim Iosef David Azulay, Hajida ztz”l, se encontraba en una misión sagrada en las tierras francesas, pasó cerca del rio Siena, en las afueras de la ciudad capital, Paris, y mucha gente se encontraba en esos lugares, bañándose en el río.
De pronto escuchó un grito. Era el grito de una madre que buscaba con desesperación a su pequeño hijo, y suponía que había entrado al río y ahora era arrastrado por la corriente de las aguas. La mujer gritaba que había visto hacía un momento a su hijo jugando en la orilla del río y ahora no podía encontrarlo. Todos se miraban, unos a los otros, ¿dónde estaba el niño?
El Maran estaba muy lejos del lugar, escuchó los gritos, no preguntó a nadie, pero sin duda había visto algo. Corrió muy velozmente hacia el lugar, y saltó a las aguas que corrían con mucha fuerza. Sacrificó su propia vida, pero logró alcanzar al niño y lo salvó.
De acuerdo a lo que está escrito en el libro “Likdoshim Asher Baaretz”, el Maran extendió su mano como la hija del faraón, y su brazo se estiró cerca de veinte metros hasta alcanzar al pequeño, al que pudo traer a salvo hasta la orilla.
Después se supo que este niño era el hijo del rey de Francia, y la mujer, que estaba allí entre la gente, como cualquier otra persona, era la reina, que bajó a la orilla del río a refrescarse un poco con su hijo y a mezclarse un poco con la gente de su pueblo. Ella ordenó a sus asistentes, traer al palacio al hombre que salvó la vida del príncipe, para darle las gracias en persona y con todos los honores…
Ya en el palacio, la reina le preguntó: tú eres un iehudi, y por lo que veo, un iehudi muy distinguido. Mi hijo, aunque tú no sabías que era el príncipe, no es iehudi, ¿por qué sacrificaste tu vida para salvarlo?
Y Rabenu contestó: perdóneme señora reina. Salvar a una persona que está en peligro de ahogarse, es una obligación para todos nosotros, porque todos fuimos creados por el Creador del mundo, y el hombre es muy “querido” al saber que fue creado a semejanza de nuestro Creador (Pirke Avot 3,14).
La reina quedó tan sorprendida con esta respuesta, que le pidió que le dé una bendición a su hijo. Le ordenó a sus sirvientes que preparen para el rab, gran cantidad de regalos, pero el Jida rehusó recibirlos y pidió una sola cosa: que le abran la puerta de la gran biblioteca real, porque estaba seguro de que allí existían muchos manuscritos de nuestros sabios de las generaciones anteriores, que alumbraron tanto al mundo.
Otra vez quedó sorprendida la reina al comprobar que es mejor la Tora en mi boca que todo el oro y la plata del mundo.
Traducido del libro Maian Hashavua.
Leiluy Nishmat
Lea (Luisa) Bat Sabri Aleha Hashalom









POR FIN EN ESPAÑOL Y EN LA WEB B''H 
LA DICTAMENES SOBRE DIVERSOS TEMAS HALAJICOS SEGUN LA OPINION DE: 

MARAN HAGAON RABENU HARAV OVADIA YOSEF ZT''L

Yad Ezra                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                           V'Shulamit 


El sitio HalachaYomit.co.il, fue creado el año 2005 y su objetivo principal es la difusión del conocimiento y los valores de la Torá, especialmente en distintos temas de la Halajá, poniendo especial énfasis en citar las fuentes y la forma de dictamen halájico. De esta manera, queda absolutamente claro que nuestra Torá es eterna y no existe complicación o interrogante halájico que no halle respuesta en los primeros escritos rabínicos, los posteriores e incluso los contemporáneos, de cuya sabiduría abrevamos nuestra sed de saber. 
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Todas las halajot y/o dictámenes halájicos están redactados de acuerdo a la visión de nuestro maestro y gran exégeta de la generación Rabí Ovadiá Yosef, Shlit”a, quien es considerado una de las autoridades rabínicas más autorizadas y aceptadas de las últimas generaciones. Esto, de acuerdo al testimonio de los “geoním” y grandes maestros sefaraditas Rabí Ezra Atie z”l, Rabí Efraím Cohen z”l, Rabí Mordejai Sharabi z”l y muchos otros destacados rabinos. 

Parte de las Halajot se obtienen de las distintas obras de Rab Ovadia Yosef, Shlit”a, y en aquellos lugares en los que no aparece su opinión sobre el tema, la Halajá la determinamos según lo que dictamina Marán –Rabbenu Yosef Caro z”l- en el Shuljan Aruj –código de leyes judías- y de acuerdo a la opinión rabínica mayoritaria, como acostumbra a hacerlo nuestro maestro Rabí Ovadiá Yosef, Shlit”a. 
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Las Halajot de este sitio tratan los más diversos temas, desde las legislaciones que rigen al Shabbat hasta lo concerniente a las leyes monetarias, daños y perjuicios, etc. De tal forma que, las personas que se suscriban y lean permanentemente el sitio adquirirán, en un lapso relativamente corto, un conocimiento general de las leyes que rigen la vida cotidiana. 
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